jueves, 27 de marzo de 2008

EN BUSCA DEL INFORME RUZ LHUILLIER


El Templo de las Inscripciones visto desde El Palacio. Foto de JCR


San Cristóbal de Fray Bartolomé de las Casas es una ciudad de un sabor, de un aroma auténticamente colonial (Fig. 3). La diferencia entre San Cristóbal y cualquier otra ciudad colonial del país, es que en ella se ha detenido el tiempo. San Cristóbal conserva otro ritmo y, por fortuna, no ha sido alterada radicalmente por la modernidad. El cruce de culturas, la convivencia entre pueblos, la diversidad de lenguas y la supervivencia de tradiciones, han permitido la conservación de esta hermosa y culta ciudad, en uno de los confines de México.
Un taxi nos llevó hasta la casa de Jan de Vos. Jan es doctor en Historia por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, y vive en México desde 1972. Es investigador titular del Ciesas del Suereste y en 1986 el gobierno del estado lo distinguió con el “Premio Chiapas”, en la rama de Ciencias por su obra de investigación. Su casa está en uno de los barrios tradicionales de San Cristóbal. Salió atento a recibirnos. Al ver a don Moisés, lo recibió con un abrazo efusivo.
—Soy Juan Carlos Rangel —me presenté.
—Mucho gusto, ya me habló Arnoldo de usted .
Nos invitó a pasar al recibidor que está en uno de los corredores. Antes de que soltáramos las primeras palabras nos dijo que Arnoldo ya se había comunicado con él para darle la buena nueva. Como era poco lo que teníamos que agregar, don Moisés tomó la iniciativa:
—Como debes imaginarte, Arnoldo está muy entusiasmado con la posibilidad de un hallazgo importante. Tiene especial interés en que revisemos el Informe de Ruz Lhuillier, para extraer de él las experiencias de su trabajo arqueológico en el Templo de las Inscripciones. Dice que deben tomarlse en cuenta. Y por ello estamos aquí, solicitando tu ayuda.
Nos ofreció un espumoso chocolate del Soconusco y nos invitó a pasar a su biblioteca, un cuarto muy grande con libreros alrededor de las paredes y anaqueles. Nos llevó hasta una mesa bajo el ventanal y se dirigió a uno de los estantes. A su regreso traía consigo un grueso legajo en las manos.
—Ésta es —nos dijo con el acento que tienen los francoparlantes cuando hablan español— una copia original del informe Ruz. El original lo entregó al INAH a finales de 1958, una vez concluida su labor de diez años como jefe del campamento en Palenque­. Sirvió de base para una edición que publicaron la SEP y el INAH en los años setenta, y que circuló escasamente, como sucede con este tipo de obras.[1] Ahí están a su disposición la computadora, la impresora y hojas; en la estufa hay café y chocolate. Para cualquier consulta tienen la biblioteca a su disposición. Además, están cordialmente invitados para cenar esta noche en casa, pues el arquitecto George Andrews se encuentra en San Cristóbal y he organizado una velada para él. Nos veremos más tarde.
Apenas nos dio tiempo de agradecerle su hospitalidad, pues se marchó de inmediato. Don Moisés me dijo:
—¡Estamos de suerte!, Andrews es uno de los expertos más renombrados en el campo de la arquitectura maya.

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[1]Ruz Lhuillier, Alberto, El Templo de las Imscripciones: Palenque, México, INAH-SEP, 1973, 269 p. Colección Científica, Arqueología.

Una publicación tardía: Antiquités mexicaines

Conjunto escultural conocido como "Los esclavos", en uno de los patios del Palacio. Foto JCR


Por desgracia, los informes y dibujos desaparecieron en la tormenta que no terminó sino con la Independencia de México en 1821. No obstante, un investigador francés, Henry Baradère, obtuvo del gobierno mexicano 145 dibujos originales de Castañeda y una copia de los informes de Dupaix, mediante acuerdo firmado el 7 de noviembre de 1828,.
Sin que hasta la fecha pueda encontrarse explicación alguna, fue hasta 1834 cuando Bradère recibió una copia de los manuscritos, y tuvieron que transcurrir diez años más para que el informe de Dupaix fuese publicado junto con otros documentos de interés distinto, en dos enormes volúmenes salidos de la imprenta de Firmin Didot Frères en París, en 1844, bajo el título de Antiquités mexicaines.[1]
Entre los documentos anexos de esta obra figuran las cartas de dos personajes famosos, quienes de seguro se asomaron al informe del capitán Dupaix y los dibujos de Castañeda. La primera es una carta del barón Alejandro de Humboldt, del 26 de julio de 1826, donde hace alusión al “hecho misteriosamente curioso de la imagen de una cruz, e incluso de la adoración de una cruz, en las ruinas de Palenque, en Guatemala”.[2] La segunda, firmada “En Tacubaya, el 6 de diciembre de 1834”, por don Antonio López de Santa Anna, dice a la letra:

El templo y los monumentos de Palenque son dignos de entrar en paralelo con las pirámides de Egipto; y, sea que fuesen erigidas en memoria de acontecimientos gloriosos, o construidas por la munificencia de los príncipes, no habrían gozado de menor celebridad que los monumentos egipcios si la historia hubiera transmitido a la posteridad su origen y el nombre de sus autores. Desafortunadamente, los anales de esos pueblos no han llegado en absoluto hasta nosotros...[3]

En tanto, Guillermo Dupaix y Luciano Castañeda desaparecieron de la escena pública al término de la tercera expedición. Nada volvió a saberse de ellos. Queda, sin embargo, su visión un tanto romántica de Palenque cuyo mérito es haber ofrecido un punto de partida indiscutible para el estudio de la cultura maya.

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[1]Ver Soustelle, Jacques, op. cit., p. 229.
[2]En ese momento Chiapas pertenecía a la Capitanía General de Guatemala.
[3]Soustelle, Jacques, op. cit., p. 299-230.

El Lenguaje de la Belleza

  Fotografías de Juan Carlos Rangel Cárdenas