viernes, 25 de enero de 2008

El primer libro sobre arqueología maya


Henry Bertoud, librero y editor londinense. (1822)

El informe de Del Río, fechado en Palenque el 24 de junio de 1787 y hermosamente ilustrado por el dibujante guatemalteco Ricardo Almendáriz, tiene el singular mérito de haberse convertido en el primer libro sobre arqueología maya. La memoria original de la expedición de Del Río se remitió junto con los otros informes mencionados y algunas cajas con muestras arqueológicas al Real Gabinete de Historia Natural de España. En condiciones normales, ése hubiera sido el fin de la historia: una expedición ordenada y el informe al respecto guardado y olvidado en los archivos.[1]
Pero quiso la fortuna que una copia del informe quedara en el Archivo Colonial de Guatemala, y que un aficionado escocés, cierto Dr. Thomas Mc Quy, la haya conseguido y llevado subrepticiamente hasta la lejana Inglaterra. La copia fue a parar finalmente a manos del librero londinense Henry Bertoud, quien dio a la imprenta el informe de Del Río y los dibujos de Almendáriz, en una traducción al inglés bajo el título de: Description of the Ruins of an Ancient City, in the Kingdom of Guatemala, in Spanish America: translated from the Original Manuscript Report of Captain Antonio del Río.[2] Con su publicación, en 1822­, comienza el interés por la hasta ese momento desconocida ciudad de Palenque, y dan inicio los estudios de arqueología maya que siguen hasta nuestros días.
El pequeño vo­lumen de 128 páginas se vendió a 1 libra y 8 chelines el ejemplar. Berthoud empleó a Jean Frédéric Waldeck —personaje pintoresco mejor conocido como el Conde Waldeck, y a quien habremos de referirnos más adelante—, para grabar las 16 láminas que acompañaban el informe de Del Río. De ese modo, el modesto volumen constituyó la primera descripción directa de Palenque publicada para el mundo especializado, e incidentalmente elevó al Capitán Antonio Del Río a la posición de precursor de los estudios mayas.


[1]Ver Brunhouse, Robert L., op. cit., p. 17-19.
[2]Descripción de una antigua ciudad descubierta cerca de Palenque, en el Reino de Guatemala, en la América española: traducido del informe manuscrito original del Capitán Antonio del Río, en Castañeda Paganini, op. cit., p. 16.

Pioneros de la arqueología maya

Los edificios más importantes de Palenque son el Templo de las Inscripciones (izquierda), que alberga la cripta funeraria de Pakal, y el conjunto del Palacio, estructura única en el ámbito maya. (Foto JCR)

Aquel año de 1784, que registra la muerte del filósofo francés Denis Diderot, fundador de la Enciclopaedia, don José de Estachería, en su calidad de presidente de la Real Audiencia de Guatemala, comisionó a José Antonio Calderón, alcalde mayor de Santo Domingo de Palenque, población más cercana al sitio, para que hiciera un informe sobre las ruinas.

De Estachería era un hombre de espíritu abierto y las noticias de don Ramón Ordóñez acerca de la extraña ciudad, habían despertado vivamente su interés. Pero aunque Calderón era un fiel funcionario público, no tenía ningún talento para el trabajo arqueológico, por lo que su estudio a lo largo de tres días de lluvia dio por resultado un in­forme breve y superficial con apenas cuatro dibujos. De Estachería se sintió intrigado pero insatisfecho. Un año después (1785) escogió a un profesionista, Antonio Bernasconi, arquitecto real de la ciudad de Guatemala, para efectuar una nueva investigación.

Las detalladas órdenes preparadas para Berasconi revelaban la curiosidad inteligente de De Es­tachería o de algunos de sus ayudantes. Con respecto a las ruinas y a la civilización que éstas representaban, se pedía a Berasconi, por ejemplo, “indagar la edad del asentamiento, el número de pobladores, el origen de sus fundadores, la presencia de murallas defensivas y las causas de su decadencia. Las preguntas acerca de las estructuras pedían el estilo, las medidas y la indicación de los materiales de construcción”.[1]

El resultado decepcionó a Estachería. Berasconi se desempeñó apenas mejor que el inexperto Calderón; si bien los escasos dibujos que presentó fueron por su apariencia más detallados, su informe en cambio era de apenas la mitad de la extensión de las preguntas preparadas para él. Don José envió los dos informes a España, donde Juan Bautista Muñoz, historiógrafo real que trabajaba en la historia de las co­lonias españolas de América, los leyó y solicitó información más específica.

Antonio del Río, precursor de los estudios mayas


En aquél punto —corría entonces el año de 1786—, entra el capitán don Antonio del Río en esta historia. Con él comienza la celebridad de las ruinas de Palenque. El rey Carlos III de España había emitido una Real Orden con fecha de 25 de Marzo de 1786 “relativa a las nuevas investigaciones, que se deben ejecutar sobre las ruinas descubiertas en las inmediaciones del pueblo de Palenque, provincia de Ciudad Real de Chiapa en este Reino”.[2] La designación para explorar el sitio y rendir un informe recayó en el capitán don Antonio del Río, quien tenía que sujetarse a cumplir con ciertos lineamientos, de la misma naturaleza a los que se habían solicitado a Calderón y a Berasconi.

Los preparativos para la expedición fueron retrasándose por diversos motivos de manera tal que, sólo un año y dos meses después, el 3 de mayo de 1787, Del Río pudo llegar finalmente a Palenque. Luego de permanecer tres días en el pueblo se trasladó a las ruinas. El Capitán nunca imaginó las dificultades que enfrentaría para cumplir con la real orden. Cuando vio el Palacio y otros edificios cubiertos por la vegetación, regresó al pueblo para conseguir, por conducto del ya mencionado José Antonio Calderón, indios que le ayudasen en su labor. Con 80 hombres y no más de 50 hachas y machetes volvió a las ruinas.

Por espacio de 16 días tuvo a los indios derribando árboles y cortando maleza. Después de hacer una gran hoguera se dedicó a examinar los edificios. Del Río inspeccionó personalmente el Palacio y acometió su trabajo con tanto entusiasmo que más bien resultó dañino para las construcciones. En su informe escribió: “no habiendo ventana, ni puerta tapiada, ni cuarto, sala corredor, patio, torre, adoratorio y subterráneo en que no se hayan hecho excavaciones de dos o más varas de profundidad, según lo exigía la circunstancia de la comisión”.[3] Fue, puede deducirse, una especie de arqueología salvaje. Algunos comentaristas posteriores se estre­mecían al leer sus palabras, suponiendo que había asaltado y devastado el Palacio como a una fortaleza enemiga.

[1] Brunhouse, Robert L., En busca de los mayas, México, fce, 1992, p. 13.
[2] Del Río, Antonio, “Descripción del terreno y población antiguamente descubierta en las inmediaciones del pueblo de Palenque, jurisdicción de la provincia de Ciudad Real de Chapa, una de las del Reino de Guatemala de la América Septentrional”, en Castañeda Paganini, Ricardo, Las ruinas de Palenque; su descubrimiento y primeras exploraciones en el siglo XVIII, Guatemala, C.A., Tip. Nacional, 1946. p. 48-68
[3] ibid., p. 49.

martes, 1 de enero de 2008

Palenque al fin del milenio (Parte III y última)

La calavera, obra maestra en estuco de los artistas palencanos. (Foto de JCR)

En una entrevista anterior, usted me decía que apenas se encontraba explorado un 20% de la zona arqueológica, ¿qué tanto se ha avanzado con el actual proyecto?

Como decía al principio, hicimos el trabajo de conservación de los templos y no podemos explorar nuevas áreas si no conservamos lo que ya tenemos; tal era la política y el objetivo primordial del proyecto. Además, concluimos en toda esta área central el 20 o 25% de toda la extensión total del sitio y en todos los basamentos porque también era necesario hacerlo, y exploramos también nuevos conjuntos. De hecho intervenimos algo así como 22 edificios en casi dos años y medio de trabajo. Obviamente nuestro porcentaje de visita creció: tenemos ahora de un 30 a un 35 por ciento. Hay arqueología para muchos años.
¿Cree usted que algún día pueda ser reconstruida en su totalidad la antigua ciudad de Palenque?

Bueno, como siempre lo he dicho, creo que hay arqueología para 100 años. Palenque era una ciudad grande. Existen sitios mucho mayores como Tikal que tiene 22 km2 y creo que a través del tiempo pueda llegar a realizarse con no sé cuantas generaciones de arqueólogos. Lo veo a muy largo plazo. 

¿Por qué?, porque se parte de la experiencia de los trabajos realizados y se requiere de una inversión cuantiosa. La arqueología es muy cara, ya lo hemos comprobado.

¿Cuál es el trabajo que hacen ahora en Palenque?

Palenque se necesita conservar y es un trabajo permanente, pues tenemos problemas serios con la vegetación dadas las condiciones climáticas. Normalmente la temporada en campo son de máximo 4 meses al año. Eso nos permite hacer la labor de exploración. Tenemos una segunda etapa donde analizamos la información que aparece en las exploraciones, y una tercera, a finales de año, cuando se entregan resultados, informes, artículos, textos, libros, etc. Ésta es la mecánica que se sigue. En el caso del megaproyecto tuvimos que trabajar dos años continuos gracias a los recursos asignados. Hicimos casi 24 meses de trabajo arqueológico. Ahora tenemos por delante una gran labor. Uno pide como un descanso para empezar a analizar esta información, abundante por cierto. Sería un crimen seguir explorando y llenando bodegas sin obtener resultados. Para este año y el que sigue, se ha planeado hacer esa labor de gabinete, esa labor de preparar informes, de redactar artículos y textos; obviamente se continuará con el programa de mantenimiento y quizá alguna excavación mínima, pero ya no en el volumen con que se realizó en años anteriores. Lo importante ahora es entregar resultados.
* * *

Sonó el teléfono. Una llamada telefónica le recordaba que en ese momento debía partir hacia Palenque. Nos despedimos de prisa. Dejaba las oficinas y se trasladaba a la zona arqueológica. Le esperaba un viaje de 5 horas. Yo me quedé por un rato en su cubículo contemplando la foto de la Reina Roja.
Palenque, gracias a la acción y pasión de estos hombres, permanece para las generaciones futuras.

Palenque al fin del milenio (Parte II)

Crujía del Templo de las Inscripciones. Los dos tableros, izquierda y derecha, suman cerca de 620 glifos. (Foto JCR)


Este tipo de personajes tenían un rango muy elevado dentro de la estructura social palencana. ¿Cuáles eran los cargos y las responsabilidades que tenían que cumplir personajes como Pakal o la Reina Roja?

Los estudios sobre la estructura social de los antiguos mayas se apoyan básicamente en las referencias históricas que dejaron los misioneros en Yucatán, principalmente Diego de Landa, en su libro Relación de las cosas de Yucatán. La mayor parte está basada en las descripciones de misioneros, de donde se puede determinar que tenemos un estrato social, el más bajo, que viene siendo la sociedad campesina, los agricultores; hay otro nivel donde están los artesanos, los especialistas; hay toda una burocracia en un siguiente nivel, y por último, se remata con el gobernante, con el gran señor, el Halach Uinic, como le llaman. Esto es más o menos como está compuesta esta pirámide social.

El caso de ella, parece ser que es un personaje importante por lo que ya apuntamos, más no sabemos todavía si formaba parte de la élite gobernante. No se puede afirmar todavía que sea una reina, pues no tenemos el dato porque carecemos de inscripciones; sabemos por el hecho de estar enterrada en la plaza principal, que debió haber ocupado un puesto importante en la jerarquía, ya que los acompañantes aparecen con deformación craneana, con incrustación y mutilación dentaria, lo que nos confirma que sus acompañantes pertenecían seguramente a la nobleza. Por lo general, se habla siempre de acompañantes esclavos, como aparecen los seis personajes que entierran junto con Pakal. En este caso es diferente: la deformación craneal y las incrustaciones dentarias, están indicando otro status social.

Con base en los estudios actuales de epigrafía, ¿qué dicen realmente los jeroglifos mayas? Parece ser que en la actualidad se ha llegado a confirmar ciertas cuestiones de carácter histórico en referencia directa a los personajes o a supuestas acciones de éstos. ¿Qué nos puede decir de esto?

Hay básicamente dos escuelas que han trabajado el nivel epigráfico: la escuela norteamericana y la escuela rusa. Con Tatiana Proskuriakof y Heinrich Berlin, se sientan las bases para que esta primera interpretación se desarrolle. Los textos sí son, en muchos casos, textos históricos. Se ha detectado y confirmado, de acuerdo con los estudios recientes de Linda Schele y Peter Mathews, continuadores de esta escuela epigráfica, que en los glifos se habla de nacimientos, de ascensiones al trono, de muertes y de alianzas matrimoniales, y han afirmado, que, quizá, una de las historias más completas que se tengan en toda el área maya es justamente ésta de Palenque. Ya tienen identificados a toda una serie de personajes en muchos de los tableros de la ciudad y hablan de dinastías, identificando hasta 15 y 16 gobernantes. Esto, claro está, es historia y hay que tener un poco de cuidado pues en ocasiones no tiene mucho sustento. Nosotros, como arqueólogos, tenemos que tomar en cuenta estos datos para intentar, a través de ellos, reconstruir los sucesos históricos. Yo insisto, tenemos ya un ejemplo de que para acercarnos al personaje habrá que trabajar a nivel de los restos materiales, y por lo que estamos viendo ahora, nos están llevando hacia una ocupación tardía de acuerdo a la cerámica, aunque todavía falta por hacer toda una serie de análisis para llegar a confirmar esto que muchos especulan: de si el personaje encontrado era la esposa de Pakal.

Hace unos meses, en la última reunión del Congreso Internacional de Mayistas (mayo de 95), en Quintana Roo, aparece Yuri Knorosov, que viene siendo como la otra escuela de epigrafía, la escuela rusa, y de hecho le da un nombre al personaje que encontramos: la llama “Guacamaya Blanca” y empieza a hablar de un personaje femenino que fue traído de Yaxchilán. Pero si uno lee atentamente sus argumentos, se ve que no tiene bases suficientes para afirmar este tipo de cosas. Esa misma pregunta me la hicieron en el Congreso y les dije lo mismo: no tenemos bases que nos permitan hacer esa afirmación.

Hay que ser muy cuidadosos en las afirmaciones, en el trabajo científico...

Sí, es parte de la cuestión científica y arqueológica. A veces con la nueva información se nos caen muchas cosas que ya se tenían planeadas desde años atrás. Y aquí viene lo interesante de la investigación arqueológica: un nuevo dato, nos va a permitir derribar cosas que ya se sabían confirmadas. Digo esto por que se han producido una serie de contradicciones entre epigrafistas y arqueólogos. Es sabida la contradicción que existe entre Alberto Ruz y los epigrafistas de la escuela norteamericana. Éstos afirman, por ejemplo, que los glifos señalan que Pakal murió a los 80 años; mientras que los estudios de antropología física y osteológicos, que realizó el maestro Arturo Romano, y quien de hecho está haciendo también los del personaje recientemente hallado, indican, luego de un escrupuloso análisis, que tiene una edad promedio de 40 años. Tenemos entonces, esta contradicción aún sin resolver entre el dato netamente arqueológico y el dato epigráfico.

Pese a las pocas evidencias que existen en las lápidas y esculturas de Palenque, ¿fueron los palencanos un pueblo guerrero?

Se ha hablado de Palenque como un centro astronómico y se ha dicho que era una ciudad de artistas; claro, esto se debe a que las representaciones de sus tableros y estucos no muestran ninguna representación, digamos “guerrera”, como las que tenemos en Toniná, en los bellos dinteles y estelas de Yaxchilán, y en las pinturas murales de Bonampak. Esto se pensaba hasta el año pasado. Junto al templo de la Cruz Foliada llevamos a cabo una exploración en el Templo de los Guerreros, anteriormente designado como templo XVII, y localizamos un tablero de características similares a los de los templos del Sol, La Cruz y la Cruz Foliada, que se componen de tres planchas. En este caso, sólo aparecieron dos, y en ellas encontramos la primera representación guerrera: el personaje ricamente ataviado con un atuendo “militar” es Chan Bhalún, el segundo gobernante más importante del sitio, y del que no se tenía ninguna representación anteriormente. Es hasta este momento en que podemos hablar de las representaciones “guerreras”. En el tablero aparece un personaje de pie con una lanza y tiene a sus pies un cautivo. A la fecha no hemos podido descifrar tres de los glifos que nos impiden identificar al personaje capturado. Este descubrimiento habla por sí mismo de aquellas características que en el orden de lo militar, tenían también los palencanos.

Los trabajos se habían concentrado en la parte central y conjuntos adyacentes; había que salirse un poco hacia el exterior como lo empezamos a hacer a partir de '92, explorando otro tipo de conjuntos que nos permitieran en un momento dado recuperar este tipo de información. La mayor parte de los trabajos anteriores se concentraron en la plaza ceremonial, y yo creo que si tendemos a salir hacia el exterior del sitio podremos encontrar más elementos y nuevos conocimientos.


Continuará...

Palenque al fin del milenio (Parte I)

El Templo de las Inscripciones, Palenque, en cuyo núcleo se halla la tumba de Pakal. (Foto de JCR)

Arqueólogo Arnoldo González

Entrevista de Juan Carlos Rangel

“La historia de los mayas se ha estado escribiendo por espacio de más de mil seiscientos años, prácticamente desde la primera parte del siglo IV de la era cristiana, cuando los propios mayas antiguos comenzaron a grabar en monumentos de piedra aquellas de sus más viejas inscripciones conocidas hoy día.”
Sylvanus G. Morley

Lo que sigue es el texto de una entrevista con el arqueólogo Arnoldo González Cruz, jefe del Proyecto Arqueológico Especial de Palenque, que se realizó en agosto de 1995 en el Museo Regional de Chiapas, en Tuxtla Gutiérrez. Tuve con él un primer encuentro al pie del Templo de la Cruz, cuando en plena labor desenterraba unos hermosos incensarios en marzo de 1993. Entre esas dos fechas, el 2 de junio de 1994, ocurrió un descubrimiento de gran importancia para la arqueología mexicana: en el edificio conocido como XIII, contiguo al Templo de las Inscripciones, se encontraron dentro de un sarcófago los restos de una mujer a quien se comienza a llamar la “Reina Roja”. En una de las paredes de su cubículo hay una ampliación fotográfica de gran tamaño del personaje exhumado –“tal cual la encontré”, aclara–, y otros cuadros con reconocimientos y diplomas. Uno de ellos es el Premio Chiapas 1994. Entremos en materia.

¿Qué magia, qué misterio tiene Palenque que desde hace más de doscientos años a cautivado por igual a expedicionarios que a viajeros, arqueólogos y simples turistas?

Palenque ha sido considerado uno de los sitios más importantes del área maya central junto con Tikal y Calakmul. De hecho, se le señala como capital regional de la vasta extensión de la cuenca del Usumacinta. Palenque llama la atención porque es la primera referencia documental que existe a finales del siglo XVIII y, de manera particular, por la conservación de su arquitectura, de su escultura y la decoración que está plasmada en paredes, corredores, pasillos y plazas, hecho no tan común en otros lugares.

¿Qué sensación experimentan ustedes los arqueólogos al realizar hallazgos de la magnitud e importancia como el que usted realizó en 1994?

Todo tiene un origen. Hay intereses tanto institucionales como particulares, como es mi caso. El objetivo primordial de los trabajos arqueológicos en el sitio ha sido la conservación de los templos abiertos al público. Un segundo objetivo era completar aquellas partes que no se habían terminado dentro de esta área pues había muchos edificios que se habían trabajado sólo parcialmente. Un tercer objetivo, después de tener asegurados los templos y concluidos parcialmente los basamentos, era abrir nuevas áreas de exploración.

Lo cierto es que noticias como esta circulan a nivel mundial. El hecho del hallazgo de la tumba, pese a lo que usted me acaba de decir, adquiere una resonancia que lo hace trascender a usted en la arqueología. La Jornada, por ejemplo, le dio la primera plana el 3 de agosto de 1994. ¿Esto es importante para usted como profesional?

Nada de eso. Yo creo que aquí lo importante va a ser en un momento dado lo que uno esté aportando, los resultados que uno entregue. La importancia del hallazgo radica en que se realiza en una estructura contigua al Templo de las Inscripciones, el edificio más importante de Palenque, y porque los restos del personaje encontrado corresponden a una mujer y se hallan depositados en un sarcófago, hecho insólito que viene a mostrar el segundo sarcófago a nivel del área maya.

¿Quién es realmente el individuo exhumado en el Templo XIII?

Lo que sabemos hasta el momento es que se trata de un personaje femenino de entre 35 y 40 años, con una estatura de 1.65 m., depositado en un sarcófago, con más de 1,200 piezas de jade que formaban parte del tocado y está acompañado para su viaje al mundo de los muertos, según la concepción funeraria maya, de dos personajes que fueron encontrados en los costados del sarcófago. Uno de ellos es una mujer también de 40 años aproximadamente y el segundo es un personaje infantil que tiene entre 7 y 10 años, de sexo masculino. La Tumba se encuentra al interior de una primera etapa constructiva. El edificio tiene de hecho tres etapas. Cuando se entierra al personaje está funcionando en su momento la segunda con habitaciones crujía y accesos que comunicaban a la parte alta. Los arquitectos palencanos conservan esta etapa anterior y lo que hacen es modificarla para depositar ahí los restos y tiene el mismo efecto que tienen las inscripciones: esta acción de bajar tres escalones y que nos comunican tanto a la crujía como a la habitación central de la tumba.

Palenque muestra, de acuerdo con investigaciones epigráficas recientes, la participación activa de las mujeres en la vida social y política de Palenque. Me parece que es algo que no ha sido estudiado con la amplitud que el caso amerita.

¿Cuál fue, a su modo de ver, el desempeño de la mujer en la sociedad palencana?

Esto es muy importante. De hecho, se tienen identificados dentro de la sucesión dinástica a más de 15 gobernantes; los epigrafistas hablan incluso de un número mayor. Pero tenemos un dato muy significativo: dos de esos gobernantes de Palenque eran mujeres. Una de ellas viene siendo la madre de Pakal. Esto nos sugiere la existencia de una sociedad más bien patrilineal que matriarcal. Pero, sí, la mujer jugó un papel destacado que venimos a confirmar con el hallazgo. Por una parte, la cantidad de elementos funerarios que porta el personaje nos está hablando de un estrato social bastante alto, aunque yo todavía no podría afirmar que se trate de una mujer gobernante, y por la otra, el hecho, como ya señalé, de estar depositada en un sarcófago. Desgraciadamente carecemos de la glífica que nos hubiera remitido a las fechas y quizá aproximarnos al personaje.

Continuará...

El Lenguaje de la Belleza

  Fotografías de Juan Carlos Rangel Cárdenas