viernes, 28 de diciembre de 2007

María Sabina, Huautla y los Mazatecos (Parte III)

Gordon Wasson, derecha, recibe su ración de hongos "divinos" de manos de María Sabina. 
Era la medianoche del 29 de junio de 1955. (Foto de Allan Richardson)

Un gran Libro

En el número 8 de la revista Vuelta,
[11] se publicó la presentación que Gordon Wasson escribió para el libro: Vida de María Sabina, la sabia de los hongos,[12] del ingeniero Álvaro Estrada, originario de Huautla y de lengua natal mazateca. En ese texto Wasson revela el paciente y escrupuloso trabajo que durante dieciséis años realizó su equipo con una grabación de los cantos chamánicos de María Sabina, que, como cosa del destino, terminaron impresos en acetatos y en un libro único:

En 1958 grabamos en cinta una velada completa, impresionante, de María Sabina, y un equipo nuestro trabajó sobre las cintas hasta 1974, cuando por fin publicamos nuestro María Sabina Sings her Mazatec Mushroom Velada. Los Cowan —Jorge y Florencia— redujeron las cintas a un texto en mazateco, escrito en los caracteres que los lingüistas entienden; tradujeron el texto al español y al inglés, y fue publicado en tres columnas paralelas; Jorge agregó un capítulo acerca del lenguaje mazateco; la notación musical de la velada entera fue preparada bajo la supervisión de Willard Rhodes, etnomusicólogo de renombre, quien añadió un capítulo sobre música; contribuimos todos a las notas, y yo escribí también el prólogo y un índice analítico; el conjunto iba ilustrado con mapas y fotografías de la misma velada tomadas por Allan Richardson. Harcourt Brace Jovanovich mostraron su amplitud de miras y su empeño en la publicación, acompañada de la música en cassettes y discos. La impresión se debió a los incomparables Madersteig de Verona.
[13]

Esta obra de alta bibliofilia María Sabina Sings her Mazatec Mushroom Velada,
[14] tiene un valor incalculable para la ciencia y la cultura de México. Se sabe que sólo cuatro de estos maravillosos ejemplares están en nuestro país: el que deben conservar los deudos de María Sabina, y los que obsequió a Roberto Weitlaner, a Alfonso Caso y a Gutierre Tibón, todos con dedicatoria del propio Wasson. Tibón aporta más datos sobre este espléndido libro:

La edición consta de doscientos cincuenta ejemplares, impresos por la Stamperia Valdonega, de Verona, en un papel que se debe al arte de Magnani y que, como el Fabriano, desafía los siglos. La encuadernación se llevó a cabo en Milán por obra de otro eminente artesano: Giovanni de Stefani. En ambos lados, una reproducción en tela de una tira colorada de un huipil mazateco de Ayautla, tejido en telar de otate, con dibujos geométricos prehispánicos de significación mágica, y una hilera de ciervos con rica cornamenta. El lomo de piel azul oscuro —piel con aroma a piel—, bajo el título aparecen los nombres de los autores...
[15]

Gordon Wasson y su equipo

Sería una injusticia no mencionar al menos a los científicos y especialistas que participaron en las expediciones y los trabajos de Gordon Wasson. En primer lugar, Roger Heim, “el más insigne micólogo de nuestros días”, como lo nombra Tibón, en aquel entonces jefe del Laboratorio de Criptogamia y después director del prestigiado Museo Nacional de Historia Natural de París. Fue Heim quien inscribió en la sociedad científica internacional el nombre de tres variedades de hongos que encontró en la Mazateca. Con su asistente, Roger Cailleux, logró reproducir en el laboratorio, con cepas y esporas mexicanas, varias especies de hongos enteógenos. Además de analizarlos y describirlos, asistía a las ceremonias y experimentaba personalmente sus efectos y ha escrito monografías científicas y artículos de divulgación.
Wasson entregó para su análisis químico, una muestra de estos hongos al doctor Albert Hofmann, de los laboratorios Sandoz de Basilea y descubridor de la LSD-25. Él y su ayudante Hans Tscherter lograron aislar y sintetizar los principios activos del hongo a los cuales llamaron psilocibina y psilocina. El doctor Aurelio Cerletti tuvo a su cargo las investigaciones fármaco-biológicas y el profesor Jean Delay, de la Academia de Medicina de París, realizó con personas normales y enfermos mentales estudios psiquiátricos con dichas sustancias. Todos estos trabajos fueron reunidos y publicados en 1958 por el museo en un gran volumen bajo el título de Les champignons hallucinogènes du Mexique,
[16] aún no traducido al español y que puede consultarse en la Biblioteca Nacional de México.

[11] Revista Vuelta, núm. 8, julio, 1977.
[12] Álvaro Estrada, María Sabina, la sabia de los hongos, México, Siglo XXI, 1977.
[13] R. Gordon Wasson, "María Sabina y los hongos", en Vuelta, núm. 8, julio, 1977, pp. 24-25.
[14] Gordon Wasson, María Sabina Sings her Mazatec Mushroom Velada, Verona, Stamperia Valdonega, 1974.
[15] Gutierre Tibón, La ciudad de los hongos alucinantes, México, Panorama Editorial, 1983, 173 p., pp. 160,162.
[16] R. Gordon Wasson, Les Champignons hallucinògenes du Mexique.

Continuará...

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