martes, 1 de enero de 2008

Palenque al fin del milenio (Parte I)

El Templo de las Inscripciones, Palenque, en cuyo núcleo se halla la tumba de Pakal. (Foto de JCR)

Arqueólogo Arnoldo González

Entrevista de Juan Carlos Rangel

“La historia de los mayas se ha estado escribiendo por espacio de más de mil seiscientos años, prácticamente desde la primera parte del siglo IV de la era cristiana, cuando los propios mayas antiguos comenzaron a grabar en monumentos de piedra aquellas de sus más viejas inscripciones conocidas hoy día.”
Sylvanus G. Morley

Lo que sigue es el texto de una entrevista con el arqueólogo Arnoldo González Cruz, jefe del Proyecto Arqueológico Especial de Palenque, que se realizó en agosto de 1995 en el Museo Regional de Chiapas, en Tuxtla Gutiérrez. Tuve con él un primer encuentro al pie del Templo de la Cruz, cuando en plena labor desenterraba unos hermosos incensarios en marzo de 1993. Entre esas dos fechas, el 2 de junio de 1994, ocurrió un descubrimiento de gran importancia para la arqueología mexicana: en el edificio conocido como XIII, contiguo al Templo de las Inscripciones, se encontraron dentro de un sarcófago los restos de una mujer a quien se comienza a llamar la “Reina Roja”. En una de las paredes de su cubículo hay una ampliación fotográfica de gran tamaño del personaje exhumado –“tal cual la encontré”, aclara–, y otros cuadros con reconocimientos y diplomas. Uno de ellos es el Premio Chiapas 1994. Entremos en materia.

¿Qué magia, qué misterio tiene Palenque que desde hace más de doscientos años a cautivado por igual a expedicionarios que a viajeros, arqueólogos y simples turistas?

Palenque ha sido considerado uno de los sitios más importantes del área maya central junto con Tikal y Calakmul. De hecho, se le señala como capital regional de la vasta extensión de la cuenca del Usumacinta. Palenque llama la atención porque es la primera referencia documental que existe a finales del siglo XVIII y, de manera particular, por la conservación de su arquitectura, de su escultura y la decoración que está plasmada en paredes, corredores, pasillos y plazas, hecho no tan común en otros lugares.

¿Qué sensación experimentan ustedes los arqueólogos al realizar hallazgos de la magnitud e importancia como el que usted realizó en 1994?

Todo tiene un origen. Hay intereses tanto institucionales como particulares, como es mi caso. El objetivo primordial de los trabajos arqueológicos en el sitio ha sido la conservación de los templos abiertos al público. Un segundo objetivo era completar aquellas partes que no se habían terminado dentro de esta área pues había muchos edificios que se habían trabajado sólo parcialmente. Un tercer objetivo, después de tener asegurados los templos y concluidos parcialmente los basamentos, era abrir nuevas áreas de exploración.

Lo cierto es que noticias como esta circulan a nivel mundial. El hecho del hallazgo de la tumba, pese a lo que usted me acaba de decir, adquiere una resonancia que lo hace trascender a usted en la arqueología. La Jornada, por ejemplo, le dio la primera plana el 3 de agosto de 1994. ¿Esto es importante para usted como profesional?

Nada de eso. Yo creo que aquí lo importante va a ser en un momento dado lo que uno esté aportando, los resultados que uno entregue. La importancia del hallazgo radica en que se realiza en una estructura contigua al Templo de las Inscripciones, el edificio más importante de Palenque, y porque los restos del personaje encontrado corresponden a una mujer y se hallan depositados en un sarcófago, hecho insólito que viene a mostrar el segundo sarcófago a nivel del área maya.

¿Quién es realmente el individuo exhumado en el Templo XIII?

Lo que sabemos hasta el momento es que se trata de un personaje femenino de entre 35 y 40 años, con una estatura de 1.65 m., depositado en un sarcófago, con más de 1,200 piezas de jade que formaban parte del tocado y está acompañado para su viaje al mundo de los muertos, según la concepción funeraria maya, de dos personajes que fueron encontrados en los costados del sarcófago. Uno de ellos es una mujer también de 40 años aproximadamente y el segundo es un personaje infantil que tiene entre 7 y 10 años, de sexo masculino. La Tumba se encuentra al interior de una primera etapa constructiva. El edificio tiene de hecho tres etapas. Cuando se entierra al personaje está funcionando en su momento la segunda con habitaciones crujía y accesos que comunicaban a la parte alta. Los arquitectos palencanos conservan esta etapa anterior y lo que hacen es modificarla para depositar ahí los restos y tiene el mismo efecto que tienen las inscripciones: esta acción de bajar tres escalones y que nos comunican tanto a la crujía como a la habitación central de la tumba.

Palenque muestra, de acuerdo con investigaciones epigráficas recientes, la participación activa de las mujeres en la vida social y política de Palenque. Me parece que es algo que no ha sido estudiado con la amplitud que el caso amerita.

¿Cuál fue, a su modo de ver, el desempeño de la mujer en la sociedad palencana?

Esto es muy importante. De hecho, se tienen identificados dentro de la sucesión dinástica a más de 15 gobernantes; los epigrafistas hablan incluso de un número mayor. Pero tenemos un dato muy significativo: dos de esos gobernantes de Palenque eran mujeres. Una de ellas viene siendo la madre de Pakal. Esto nos sugiere la existencia de una sociedad más bien patrilineal que matriarcal. Pero, sí, la mujer jugó un papel destacado que venimos a confirmar con el hallazgo. Por una parte, la cantidad de elementos funerarios que porta el personaje nos está hablando de un estrato social bastante alto, aunque yo todavía no podría afirmar que se trate de una mujer gobernante, y por la otra, el hecho, como ya señalé, de estar depositada en un sarcófago. Desgraciadamente carecemos de la glífica que nos hubiera remitido a las fechas y quizá aproximarnos al personaje.

Continuará...

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  Fotografías de Juan Carlos Rangel Cárdenas