sábado, 28 de marzo de 2009

UNA CHARLA EN BONAMPAK


La magia de Bonampak: Pinturas de más de mil años

La constante movilidad de mi trabajo me impidió estar lo suficientemente cerca que hubiera querido, de las exploraciones de Arnoldo. En los primeros días de mayo de 1994, tuve la oportunidad de que el propio Arnoldo me enviara a Bonampak. La doctora Beatriz de la Fuente, distinguida mayista, ex directora del Instituto de Investigaciones Estéticas y del Centro de Estudios Mayas de la UNAM, estaría acompañando a un grupo de arqueólogos norteamericanos de la Institución Carnegie, para la grabación de un documental sobre los bellísimos murales mayas. Yo aprovecharía este encuentro para charlar con ella sobre el arte palencano, una de sus pasiones como Historiadora del Arte.

El Capitán Figueroa voló desde Palenque sobre la verde alfombra de la selva hasta encontrar el imponente Río Usumacinta. Remontamos su cause, río arriba, hasta las ruinas de Yaxchilán. Aquí doblamos a la derecha y kilómetros adelante, en el valle del río Lacanhá, apareció una pequeña pista aérea y el avioncito tripulado por el capitán aterrizó dando tumbos. Al inicio de la pista está el campamento de la escolta de marinos que venidos desde Tenosique, Tabasco, auxilia a los trabajadores del INAH en la custodia de los edificios y los murales de Bonampak. Por una estrecha vereda abierta en la tupida vegetación, se llega a las ruinas.

Hace poco más de medio siglo que un lacandón guió al fotógrafo y cineasta norteamericano, Giles Grevilly Healy, a las ruinas de una ciudad maya aún oculta en la selva y le permitió la entrada a un templo oscuro donde, para su asombro, pudo ver las pinturas. La noticia de los magníficos murales no tardó en dar la vuelta al mundo; a través de las primicias del Illustrated London News y de la revista Life, se anunció la existencia de lo que en adelante se conocería con el nombre de Bonampak, “muros pintados”, bautizada así por el arqueólogo Sylvanus Morley.

El día de mi llegada a Bonampak –el 2 de mayo de 1994– la doctora De la Fuente y el equipo de arqueólogos y técnicos realizaban las últimas filmaciones. Era la primera vez que por medio de imágenes computarizadas se estudiarían los murales. Habían trabajado durante cinco días con equipos de iluminación especial para no dañar las pinturas. Por ello tuve que esperar otro día más para la entrevista, lo que me dio la oportunidad de disfrutar los murales con tan selecto grupo. Al día siguiente, después de tomar un café en el campamento nos dirigimos hacia el edificio de los murales. Una densa niebla envolvía los edificios y producía un efecto misterioso. Escuchando el rugido de los monos saraguatos, empezamos nuestra conversación:

Doctora De la Fuente, usted deja ver en sus libros una especial predilección por el arte de Palenque. ¿Por qué de Palenque?

Bueno, mire, entre las ciudades arqueológicas del México antiguo, Palenque tiene un lugar de primacía. En ella se conjugan, en un todo estético, la exuberante belleza tropical y la creación humana. Los perfiles de los edificios, en otro tiempo vitalizados con espléndidos relieves, destacan y armonizan con el marco natural que los rodea. Esto es algo que impresiona desde la primera visita. Además, la historia del arte de Palenque, valorada en el contexto en que se produjo, resulta sumamente iluminadora respecto a los temas, las formas plásticas y los ideales estéticos que prevalecían entre los mayas clásicos.

Uno de sus textos aborda ampliamente una de las artes que mayor prestigio ha dado a los artistas palencanos: la escultura. ¿Qué es lo que distingue a la escultura palencana?

La escultura de Palenque, es lógico, se nutre de una raíz común a la escultura maya pero destaca por el modo original de manejar la figura humana. Palenque se distingue por ser el centro de una escuela naturalista en la escultura maya del Período Clásico. Dos fueron las variantes escultóricas preferidas por los artistas palencanos, el relieve que va adosado en alguna forma a los edificios, y la escultura propiamente dicha.

Doctora, ¿qué le parece si nos habla primero de los relieves, que son seguramente la expresión más genuina de la escultura palencana?

Muy bien. Es cierto, en Palenque hay una marcada preferencia por la escultura en relieve. Las estelas, tan representativas en la escultura maya, no existen en Palenque. En relieve tenemos paneles, lápidas y tableros. En los exteriores, el relieve se proyecta hacia afuera desprendiéndose libremente, en mayor o menor grado, del fondo que lo sustenta. En las tallas directas, lápidas o tableros, el relieve es mucho más plano, se logra al quitar material; son verdaderos bajorrelieves. En cualquier caso, por medio del relieve, el artista palencano dominó igualmente el rígido material pétreo que el dúctil medio del estuco.

Yo sé que es muy difícil referirse a la temática abordada por los artistas palencanos, desde la perspectiva de nuestra cultura. Sin embargo, ¿cuál sería el tema tratado por los escultores en los relieves?

En líneas generales, podemos decir que el tema central de los relieves es la representación naturalista de la figura humana, figura basada en un sistema armónico de proporciones. La mayoría mantiene una relación promedio de siete y media cabezas por cuerpo. ¡Imagínese, el mismo módulo usado en el arte griego! No en vano hablamos también de un arte clásico de Palenque, en que el hombre mismo es el centro de toda representación. Un buen ejemplo de esto son los estucos de los pilares del Templo de las Inscripciones (Fig. 19 a y b) y las figuras en los muros de la Cripta Funeraria.

La gran mayoría de las opiniones sobre los relieves palencanos coinciden en señalar que los tableros de los templos de la Cruz, de la Cruz Foliada y del Sol, son las expresiones artísticas más acabadas de la escultura maya. ¿Usted qué piensa acerca de ello?

Hay que explicar primero que los tableros consisten en tres lápidas unidas entre sí. El estilo semejante y la calidad de la factura nos permiten suponer que fueron obras de un solo artista o, al menos, del mismo taller escultórico. En los tres casos tenemos el relieve muy plano, la composición marcada por un eje central y una línea clara y precisa que define el motivo limitándolo.

Hagamos un esfuerzo de interpretación: hay un tema central, la cruz o el mascarón solar, que recibe ofrendas de dos individuos, uno pequeño con vestuario exagerado y el otro, alto y fornido, cubierto sólo con un maxtli.(1) Para entender su significado hay que dividir la composición en tres secciones horizontales ascendentes:

· La inferior es el interior de la tierra representado por mascarones descarnados en el caso de las Cruces (Fig. 21) y una franja de signos Cabán, que quiere decir tierra, en el Sol.
· Un segundo nivel lleva motivos simbólicos de Vida, en las Cruces es la planta del maíz que con sus formas vegetales representa al concepto de vida orgánica. En el tablero del Sol (Fig. 22), es la deidad solar, fuente de vida y energía, la que ocupa el centro mismo de la composición. En los tres tableros, esos curiosos personajes, el gigante y el pequeño, ofrendan elementos de agua al principio de la Vida.
· La sección superior señala, con el pájaro sagrado de los mayas, el quetzal, el ámbito celeste.

Estas estilizadas figuras, llenas de simbolismos, que son representación de ideas muy elaboradas, deben tener algún significado. ¿Qué interpretación hace usted de ello?

La estructura y el significado de los tres tableros son semejantes; es una alabanza, una oración a la esencia de la Vida, además de que con ellos se inicia una sutil transformación en la manera y en los objetos representados. Las figuras personifican ya a personajes nombrados, es decir, históricos; la flora y la fauna, con un toque de fantasía, se incorporan en este nuevo escenario de dimensión un tanto más humana y natural.

Doctora, es inevitable que le pregunte sobre una de las obras maestras del mundo antiguo: la lápida del sarcófago de Pakal. Es una escultura que por sus dimensiones y por el complejo simbolismo que encierra, la hace una obra sin igual. ¿Usted que nos dice?

En esta maravillosa escultura el suave relieve da forma concreta al concepto dinámico de la existencia. Un joven personaje, esencia de la Vida, se encuentra semirrecostado sobre un gran mascarón descarnado que es la tierra o la muerte. Por encima del hombro un motivo cruciforme, el maíz estilizado, otra dimensión de la Vida, sirve de apoyo al quetzal del cielo. Una faja con signos astronómicos enmarca la escena, indicando la relación existencial del hombre con el acaecer cósmico. Es, en suma, una fastuosa alegoría del proceso continuo de la vida y la muerte.

Finalmente, no puedo evitar preguntarle sobre las cabezas-ofrendas encontradas bajo el sarcófago de Pakal. Son, posiblemente, el ideal estético del hombre o de sí mismos, que tenían los artistas palencanos. La factura y el aliento transmitido por el artista, las hacen muy admiradas en la actualidad y modelo de la belleza indígena.

Mire: las fracturas que presentan estas dos cabezas en la base del cuello hacen suponer que fueron arrancadas de sus cuerpos y depositadas como ofrendas, bajo la mole del sarcófago. Si observamos sus caras con detalle podemos ver que representan a dos adolescentes de facciones delicadas, en los que el carácter personal está bien definido, individualizado. En estas dos obras salidas de la mano de un artista palencano, se resume el ideal de belleza que tenían los mayas de sí mismos. Los escultores palencanos crearon toda una extensa galería de retratos de los personajes notables.

Tuvimos que terminar nuestra plática pues uno de sus ayudantes llegó a buscarla. Tenía que prepararse para el viaje de regreso a la ciudad. Después de desayunar y empacar sus pertenencias, la doctora De la Fuente y el equipo de arqueólogos de la Carnegie volarían a Villahermosa, y de ahí a la ciudad de México. Yo regresaba con el capitán Figueroa a Palenque.
La niebla se iba levantado lentamente dejando el ambiente lleno de fragancias y de humedad selvática. Antes de regresar al campamento, eché una ultima mirada a los hermosos murales de más de mil años.

1) Ver glosario.

1 comentario:

Víctor Ortiz dijo...

¡Puros cuentos! Nunca en la historia reciente de Bonampak ha habido un destacamento de militares en la pista de Bonampak, en Mayo de 1994 estuve trabajando para el proyecto Bonampak y no recuerdo a un "selecto" grupo de investigadores norteamericanos guíados por Beatriz de la Fuente, tampoco recuerdo a ningún Capitán Figueroa de Palenque, y eso que haciamos 1 vuelo semanal hacia dicha ciudad para abastecernos, además de que los pilotos nos llevaban periódicos y revistas cuando iban a Bonampak, cuyo campamento está a 180 metros de la pista. Tendrás que componer tu discurso pues es una sarta de comentarios de terceros que tu metes como propia. Qué pena das!

El Lenguaje de la Belleza

  Fotografías de Juan Carlos Rangel Cárdenas