sábado, 28 de marzo de 2009

UNA ENTREVISTA FUGAZ CON GEORGE ANDREWS

El doctor George Andrews, uno de los mayores estudiosos sobre la arquitectura maya

Luego de la sabrosa cena que ofreció Jan de Vos, y de la animada charla que sostuvimos los comensales, el doctor Andrews aceptó amablemente una entrevista con condición de que le hiciera sólo cuatro preguntas sobre el tema que el domina: la arquitectura maya. Había hecho un largo viaje durante el día y estaba visiblemente cansado.

George F. Andrews, arquitecto y profesor emérito de arquitectura de la Universidad de Oregon, encabeza desde hace 35 años un programa de reconstrucción y documentación de todos los sitios de las tierras bajas mayas, que le ha permitido la compilación de un banco de datos sobre arquitectura maya, que actualmente rebasa las cinco mil cuartillas de textos. Con grabadora en marcha le hice la primera pregunta:

Doctor Andrews, para centrarnos en lo que es su profesión, me gustaría preguntarle ¿cómo define a la arquitectura?

La arquitectura, por definirla muy generalmente, se ocupa de dar un espacio formal a la actividad organizada de los hombres. El entorno natural debe organizarse de manera que corresponda a las múltiples necesidades humanas e impone dos condiciones necesarias para considerar un espacio arquitectónico: la primera es la conceptualización de ideas de orden y "lugar" adecuadas para separar las actividades humanas del ámbito natural; la segunda es la formulación de medios técnicos que permitan la expresión práctica de los conceptos de espacio postulados para crear un entorno útil y significativo.

Estas “dos condiciones necesarias” de las que usted habla, ¿se cumplen en el caso de la arquitectura maya?

Es evidente que la arquitectura maya cumple ambas condiciones. Todos los edificios mayas, así como las subestructuras, están compuestos por un número de elementos discernibles cuyo ordenamiento al parecer depende de un conjunto de normas explícitas. El modelo constructivo consta de una base, un paramento inferior, otro superior y, a veces, una crestería. Cada uno de estos componentes se articula cuidadosamente a través de unas molduras salidas —en la base, la parte media y las cornisas—, las cuales dividen la fachada en una serie de franjas horizontales (Fig. 15).

Nada es fortuito en tal composición; los detalles son planeados previamente, así como la proporción de cada elemento —sea pared, vano o moldura— y se han ajustado con cuidado para lograr un conjunto armónico. Tales son los elementos de la arquitectura "clásica", con un orden riguroso, diseñada para deleite tanto de la vista como del intelecto.

Doctor, ¿cuáles son, a su modo de ver, las características que distinguen a la arquitectura maya?

La unidad básica de la planeación maya fue el patio rectilíneo, la plaza o la terraza, que colindaban en uno o más lados con los edificios de piedra. Esta forma básica se elaboró a lo largo de un milenio y culmina con la construcción de grandes ciudades como Copán, Tikal, Palenque, Yaxchilán, Becán, Santa Rosa Xtampak, Uxmal y Chichén Itzá (Fig. 2), donde la construcción y planeación alcanzan su esplendor. En estos grandes asentamientos las estructuras y edificios de mampostería en piedra, de todos tipos, se cuentan por cientos; algunos se han reconstruido, de manera que muestren su grandeza original.

Los mayas construyeron gran cantidad de edificios: desde los muy reducidos, de un cuarto sobre plataformas bajas, hasta las estructuras muy grandes y elaboradas, de niveles múltiples, con veintenas de cuartos sobre amplias plataformas, elevadas pirámides escalonadas y pequeños templos, muchas de ellas con cresterías en las paredes frontales, traseras y centrales. Los cuartos son relativamente pequeños en todas las construcciones mayas, cubiertos de arcos y falsos arcos, que recuerdan la forma de una “V” invertida de los techos de paja, que seguramente son su antecedente más remoto.

Por último Doctor Andrews, y por motivos que usted entiende, quiero preguntarle ¿cuál es su opinión sobre la arquitectura palencana?

Es una pregunta que me llevaría tiempo responderle, pero déjeme decirle, concisamente, que Palenque es el sitio más conocido de la región noroccidental de las tierras mayas y su arquitectura es representativa de este estilo. A diferencia de otros donde resaltan la masa y la monumentalidad, éste pone énfasis en la escala humana y se distingue por su escultura, elegantemente ejecutada en estuco y piedra labrada. En Palenque los edificios son más bien pequeños, como en Yaxchilán, y se encuentran situados sobre pirámides de altura media que se apoyan sobre los contrafuertes de los cerros o aprovechan sus descansos naturales o su cumbre. Los arquitectos palencanos eran muy sabios.

En los interiores de los templos hay grandes cuartos con elevadas bóvedas, y santuarios interiores en los cuartos traseros, donde grandes tableros de piedra labrada dan cuenta de las fechas importantes asociadas a los gobernantes representados en ellos. Es también posible que las observaciones astronómicas rigieran la posición de algunos edificios.

Uno de los rasgos distintivos de Palenque son los vanos, excepcionalmente anchos, que hacen de los interiores espacios claros y ventilados; tableros entre las jambas, decorados con figuras humanas de estuco e inscripciones jeroglíficas; paramentos superiores con pronunciada pendiente, parecidos a techos de mansardas cubiertas por esculturas de estuco donde se representan personas, dioses, animales, serpientes y gran variedad de figuras antropomórficas. Otro rasgo son las cresterías de doble muro, con aperturas rectangulares, también cubiertas de esculturas labradas en hueco. Podría seguir, pero de veras estoy cansado y mañana salgo para Tikal. Allá voy a trabajar ahora.

—Doctor Andrews, le agradezco mucho la oportunidad de escuchar sus palabras siempre llenas de sabiduría.

—Ya tendremos oportunidad de una entrevista más amplia. Dígale a Arnoldo que estaré atento a su trabajo y les deseo a todos ustedes buena suerte.

El doctor Andrews y otros invitados se despidieron. Jan de Vos nos dijo que ya estaban preparadas nuestras habitaciones. Él llevaría al doctor Andrews a su hotel. Don Moisés y yo nos retiramos a descansar, pues muy temprano regresábamos a Palenque.

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  Fotografías de Juan Carlos Rangel Cárdenas